Por otro lado, esto permite que nuestra cabeza juegue un papel muy importante. En Wargame: Red Dragon eres el director de una orquesta de combate: unidades de reconocimiento que descubren trampas, artillería que elimina posiciones enemigas para que los tanques y la infantería ataquen el frente, mientras los helicópteros y aviones sirven de vigía. Es muy satisfactorio tratar de imaginar los movimientos del enemigo y su estrategia a partir de unas pocas pistas y una corazonada.
Napalm por la mañana
Wargame: Red Dragon, más que las entregas anteriores, es todo un espectáculo. Se ve y se oye de una forma casi gloriosa. Los bosques arden con los ataques de napalm, los misiles se cruzan en el aire sobre tus tropas, los aviones se enfrascan en intensos combates aéreos mientras una columna de tanques se desvanece en una nube de fuego desde los helicópteros.... Viendo este juego es fácil simpatizar con el Coronel Kilgore interpretado por Robert Duval en Apocalypse Now. Todo el poder destructor en nuestras manos.Por desgracia, Wargame: Red Dragon no te deja saborear el espectáculo. La mayor parte del tiempo jugamos desde una posición demasiado lejana de la acción, moviendo iconos sobre un mapa. Los requerimientos en cuanto a atención de este juego son altos y no podremos separar nuestra nariz demasiado tiempo si queremos seguir dentro de cada batalla.
Es bueno que todo tenga tan buen aspecto, porque esa es la principal atracción del combate naval. En los mapas oceánicos, donde solo los barcos de guerra pueden participar, es demasiado evidente que esta serie no fue diseñada para manejar combates navales a gran escala. Los encuentros a base de misiles de crucero a corta distancia y con los barcos casi en paralelo son asombrosos, pero muy absurdos y siendo casi lo contrario a la propuesta de gato-ratón que hace al resto de Wargame: Red Dragon tan bueno.
Las unidades navales funcionan mejor cuando son parte de batallas junto a la costa. Estas naves tienen mucho más sentido cuando trabajan como apoyo para las fuerzas de tierra, y quien gane la batalla en el mar controlará la costa. También hay unidades fluviales que pueden servir de ayuda tierra a dentro.
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