Historia alternativa
Las nuevas campañas de Wargame: Red Dragon son buenas en su mayor parte, introduciéndonos en la pomada con una hipotética segunda guerra de Corea. Jugando en el bando de Corea del sur/USA, empiezas en una posición defensiva usando equipamiento último modelo contra unidades más antiguas de Corea del norte. Está completamente desequilibrado gracias al número de comunistas y a las misiones con objetivos de tiempo limitado. Es una buena forma de dar la bienvenida a los novatos, con tareas asequibles. Además es muy divertido convertir al ejército de Kim Il-Sung en un amasijo de metal.
Wargame: Red Dragon añade una dosis extra de variedad de la mano de su ambientación asiática. La campaña que cubre el ataque sorpresa de los chinos sobre los soviéticos en 1979 es completamente diferente a las batallas entre la Otan y el pacto de Varsovia de anteriores juegos. Los chinos todavía se están desperezando de la resaca Maoista y militarmente van detrás de los Soviéticos en varias áreas. Aprender a usar la superioridad numérica de China para superar las defensas Rusas antes de que se recompongan es un reto muy diferente a los anteriores, obligándonos a cambiar nuestro estilo de juego.
La IA enemiga está algo por debajo de lo esperado. Tiende a emplear estrategias repetitivas y también opta por el movimiento más rápido, lo que las deja en una posición poco favorable de cara a posibles emboscadas y ataques aéreos.
Una campaña multijugador habría venido de perlas aquí, pero desafortundamente, Wargame: Red Dragon ni siquiera ofrece misiones cooperativas (que Airland Battle sí ofrecía), por lo que ni pensar en una campaña Vs. Una ausencia más relevante es el hecho de que en esta entrega desaparecen las 'cartas' estratégicas que se pueden jugar en la campaña de Airland Battle. (Se trataba de recursos puntuales que se podían usar a cambio de los mismos puntos que se utilizaban para pedir nuevas unidades). Esta opción nos permitía plantearnos si era mejor poner más gente en combate o utilizar una carta que pueda darnos una ventaja puntual en el momento adecuado. Este dilema desaparece aquí, empobreciendo un tanto la campaña.
El juego más peligroso
Wargame: Red Dragon tiene una comunidad multijugador importante y no es difícil encontrar una partida de un tamaño razonable (aunque es común ver salas de 10v10 vacías). Las partidas multijugador son tensas, excitantes y estables. Sí que vi un buen número de jugadores quejándose por el chat de desincronizaciones en las partidas de mayor tamaño, aunque no experimenté nunca estos problemas.Como en anteriores juegos, una parte importante del apartado multijugador es personalizar tu propio ejército antes de entrar en batalla. Para ello podremos listaremos todas las unidades disponibles, permitiéndonos crear ejércitos con un poco de todo. ¿Quieres tropas americanas con paracaidistas alemanes y helicópteros de ataque coreanos? Puedes hacerlo... Pero cuantas más limitaciones te autoimpongas, más te recompensa el juego. Si te limitas a una alianza, como la de Corea y Japón, las unidades te costarán menos. Si añades otro límite, como operar como una unidad de infantería mecanizada, conseguirás más recompensas. Es un buen sistema que ayuda a generar una dosis extra de variedad en la composición de los ejércitos, y que hace las partidas de equipo más interesantes.
Finalmente, Wargame: Red Dragon vuelve demasiado a terreno conocido, descartando algunas de las características más interesantes de Airland Battle. No es una mejora clara de lo que existía. Por otro lado consigue ofrecer más a lo que jugar, batallas más grandes y un espectáculo mayor.
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